La estrategia implementada por Carlos Tavares, ex CEO de Stellantis, para aumentar los precios de marcas como Fiat, Citroën y Peugeot con el objetivo de mejorar los márgenes de beneficio ha generado consecuencias inesperadas. Este enfoque ha resultado en una notable pérdida de clientes para el grupo automotriz, afectando negativamente su cuota de mercado en Europa y América del Norte.
El caso del Fiat 500 es uno de los más emblemáticos. Este modelo, anteriormente conocido por su accesibilidad, se comercializa ahora exclusivamente en versión eléctrica, con un precio que ronda los 29,000 euros. Este cambio ha llevado a que muchos consumidores, especialmente aquellos que buscan opciones más económicas, opten por vehículos de marcas rivales como Hyundai.
La renuncia de Carlos Tavares ocurrió en medio de crecientes tensiones internas, con el consejo de administración cuestionando su enfoque centrado en recortes de costos y márgenes a corto plazo. Bajo su gestión, la participación de mercado de Stellantis en Estados Unidos cayó del 14% en 2019 al 8% en 2024, reflejando una disminución significativa en las ventas. Este declive se vio agravado por la complejidad de gestionar 14 marcas globales y la superposición de modelos en el portafolio de la empresa.
La competencia de fabricantes asiáticos, como Hyundai y Toyota, ha intensificado los problemas de Stellantis. Estas marcas han logrado captar a los consumidores gracias a vehículos más asequibles y tecnológicamente avanzados, dejando a Stellantis en una posición vulnerable.
Tras la salida de Tavares, las acciones de la compañía experimentaron una caída del 7%, reflejando la incertidumbre que enfrenta el grupo automotriz. El nuevo liderazgo tiene ante sí el reto de redefinir la estrategia de precios y recuperar la confianza de los consumidores. Esto implicará equilibrar la necesidad de márgenes de beneficio con la oferta de vehículos que cumplan con las expectativas de precio y calidad del mercado.
En conclusión, el enfoque de Tavares para aumentar los precios ha resultado en la pérdida de clientes y una disminución en la cuota de mercado de Stellantis. Ahora, la compañía debe replantear su estrategia para competir eficazmente en un mercado automotriz global que evoluciona rápidamente, mientras busca reconstruir su posición como un actor relevante en la industria.
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