Neta Auto, fabricante chino de vehículos eléctricos, atraviesa una grave crisis financiera que ha derivado en despidos masivos, recortes salariales y protestas de proveedores en su sede de Shanghái. La empresa, que fue lanzada en 2018 como parte de Hozon Auto, se encuentra en una situación crítica que pone en duda su viabilidad en el mercado.
Como parte de su proceso de reestructuración, Neta Auto ha desmantelado su equipo de investigación y desarrollo y ha ofrecido paquetes de indemnización a los empleados despedidos. Hasta ahora, aproximadamente 200 trabajadores han sido cesados de una plantilla total de 1,700, mientras que los empleados restantes han visto reducidos sus salarios en un 75% en comparación con los niveles previos a octubre de 2023. Además, algunos de los trabajadores que aceptaron su salida en noviembre del año pasado aún no han recibido los pagos prometidos.
El problema financiero de la empresa también ha impactado a sus proveedores, quienes han tomado las instalaciones de Neta Auto en Shanghái para exigir el pago de deudas pendientes. Algunos de ellos han llegado a pernoctar en el edificio en protesta por la falta de respuesta de la compañía.

La crisis se atribuye en parte a la estrategia del ex CEO de la empresa, quien priorizó los canales B2B en detrimento de otras áreas clave del negocio. Ante esta situación, el fundador de Neta, Fang Yunzhou, ha retomado el cargo de CEO y ha anunciado un plan de recuperación centrado en la expansión a mercados extranjeros y el desarrollo de productos más rentables. Sin embargo, fuentes internas indican que la deuda de la empresa podría ascender a 10 mil millones de yuanes (alrededor de 1.4 mil millones de dólares), lo que plantea serias dudas sobre la posibilidad de una recuperación efectiva.
Los problemas financieros de Neta Auto comenzaron a hacerse evidentes a finales de 2024, cuando surgieron rumores de una posible bancarrota. Aunque la compañía logró obtener una inversión de 6 mil millones de yuanes (aproximadamente 818 millones de dólares) en noviembre, esta inyección de capital no ha sido suficiente para estabilizar la situación.
El futuro de Neta Auto es incierto y dependerá de su capacidad para asegurar nuevas inversiones y reestructurar su estrategia en un mercado de vehículos eléctricos altamente competitivo. Con la creciente presión de sus proveedores y empleados, la compañía enfrenta un desafío monumental que definirá su permanencia en la industria.
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