En un mundo que cada vez se inclina más hacia la electrificación y la eficiencia silenciosa, Aston Martin nos regala una obra maestra que grita libertad y poder a los cuatro vientos. El nuevo Vanquish Volante es mucho más que un descapotable: es una declaración de amor por la velocidad, el diseño y el rugido visceral de un V12 que se niega a morir.
Este imponente modelo esconde bajo su alargado capó un motor 5.2 litros V12 Twin Turbo capaz de desatar 835 caballos de fuerza y un par de 1,000 Nm. Cifras que lo catapultan de 0 a 100 km/h en tan solo 3.4 segundos, alcanzando una velocidad máxima de 345 km/h. Todo este poder se canaliza a través de una transmisión automática ZF de ocho velocidades y un diferencial trasero electrónico, que permiten una entrega de potencia suave, precisa y absolutamente brutal.
El Vanquish Volante no solo impacta con su fuerza, también seduce con su presencia. Su silueta fluida, sus detalles esculpidos con precisión británica y su imponente postura convierten cada trayecto en un desfile de elegancia y carácter. Pero lo más fascinante es su techo retráctil, una pieza de ingeniería digna de admiración: se pliega en apenas 14 segundos y se cierra en 16, incluso en movimiento hasta los 50 km/h, o mediante control remoto desde el llavero.
A pesar de los refuerzos estructurales necesarios para convertirlo en un descapotable, el Vanquish Volante solo ha ganado 95 kg respecto a su versión coupé. Este aumento mínimo de peso no compromete su agilidad ni su comportamiento en carretera, logrando mantener el dinamismo y la conexión con el conductor que tanto define a la marca.
Desarrollado en paralelo al Vanquish coupé, este modelo no es una adaptación: es una creación pensada desde el principio para ofrecer una experiencia única sin techo. Cada detalle ha sido afinado para garantizar el equilibrio perfecto entre rendimiento, confort y estilo, algo que solo Aston Martin sabe ejecutar con tanta naturalidad.
El Vanquish Volante es más que un coche: es un símbolo de rebeldía ante la tendencia, una oda al placer de conducir en su forma más pura. En una época donde los motores tienden a callarse, Aston Martin sube el volumen, baja el techo y nos recuerda por qué seguimos soñando con máquinas como esta. Porque hay sonidos que jamás deberían silenciarse, y emociones que solo un V12 puede despertar.
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