Texas ha dado un golpe sobre la mesa en la carrera por la transición energética con la puesta en marcha de una de las plantas solares más grandes de Estados Unidos: Hornet Solar. Esta superinstalación, ubicada en el condado de Swisher, ocupa una extensión de 15,5 kilómetros cuadrados, equivalente a casi toda la superficie del municipio de Coslada en España, y está equipada con nada menos que 1,36 millones de paneles solares. Su potencia instalada alcanza los 600 megavatios (MW), suficiente para proporcionar energía limpia a más de 160.000 hogares al año, una cifra comparable a todo el consumo doméstico de la provincia de Albacete.
El ambicioso proyecto ha sido desarrollado por Vesper Energy, y su construcción ha requerido una inversión de aproximadamente 600 millones de dólares. Esta cantidad ha sido posible gracias a un sólido plan financiero basado en incentivos como los créditos fiscales a la producción (PTC), reforzados por la Ley de Reducción de la Inflación (IRA), una iniciativa clave de la actual administración estadounidense para acelerar el desarrollo de infraestructuras verdes. Estos mecanismos han sido fundamentales para atraer capital y hacer viable una instalación de semejante magnitud.
Hornet Solar no es solo imponente por su tamaño, sino también por su tecnología. La planta utiliza paneles solares bifaciales de última generación, capaces de captar radiación tanto por su cara frontal como por la trasera, lo que aumenta su rendimiento energético. Además, estos módulos están montados sobre estructuras de seguimiento solar de un eje, lo que permite que giren durante el día siguiendo el recorrido del sol, maximizando así la captación y optimizando la producción energética.

La electricidad generada será distribuida a través de la red de Oncor Electric, dentro del sistema gestionado por ERCOT (Electric Reliability Council of Texas). Para asegurar un suministro estable, el proyecto se ha estructurado mediante cuatro acuerdos de compraventa virtual de energía (VPPA), un modelo cada vez más utilizado en grandes desarrollos renovables, que permite garantizar la venta de energía a largo plazo, incluso sin una conexión directa entre la planta y el consumidor final.
Más allá de su impacto medioambiental, la planta Hornet Solar tendrá importantes repercusiones económicas en la región. Se estima que aportará más de 100 millones de dólares al condado de Swisher durante su vida útil, gracias a impuestos, empleo directo e indirecto y dinamización de la economía local.
Este megaproyecto se suma a otros similares que están consolidando a Texas como líder indiscutible en capacidad solar instalada en Estados Unidos. Entre ellos destacan Frye Solar (637 MW), Outpost (629 MW) y Pinnington (825 MW), formando un cinturón de desarrollo fotovoltaico que marca un antes y un después en el modelo energético del estado.
Texas, históricamente vinculado al petróleo, está demostrando que el cambio hacia las energías limpias no solo es posible, sino también rentable y beneficioso a gran escala. Con proyectos como Hornet Solar, el estado se coloca a la vanguardia mundial en generación solar, reafirmando que el futuro energético ya está aquí, y brilla con luz propia.
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