Nissan recorta otros 10,000 empleos a nivel mundial tras pérdidas récord: la reestructuración más dura en su historia reciente

Nissan atraviesa una de las crisis más profundas de su historia contemporánea. La firma japonesa ha anunciado un recorte adicional de 10,000 empleos a nivel mundial, que se suman a los 9,000 despidos previamente revelados en noviembre, en respuesta a pérdidas financieras récord registradas al cierre del ejercicio fiscal 2024. En total, la automotriz planea eliminar 20,000 puestos de trabajo de aquí a 2027 como parte de una agresiva estrategia de reestructuración para intentar recuperar su rentabilidad y estabilizar sus operaciones a nivel global.

Durante el último año fiscal, Nissan reportó pérdidas netas de 670,900 millones de yenes, equivalentes a aproximadamente 4,040 millones de euros, cifra que marca uno de los peores desempeños en su historia reciente. El resultado operativo de la compañía se desplomó un 87.7%, afectado principalmente por una severa depreciación de activos y un aumento sostenido en los costos operativos. A esto se suma una ligera caída en la facturación, del 0.4%, que evidencia un estancamiento en sus ingresos a pesar de sus esfuerzos por mantenerse competitiva en un entorno económico complejo y altamente desafiante.

En respuesta a esta situación, Nissan ha decidido acelerar su plan de transformación con medidas drásticas. Entre los ajustes anunciados se encuentra la reducción del número de plantas de producción global de 17 a solo 10, lo que representa un recorte del 30% en su capacidad instalada fuera de China. Este cierre masivo de instalaciones tendrá repercusiones inmediatas en distintos mercados, incluyendo el cierre total de operaciones en Argentina, la reestructuración de su producción en México y la cancelación de una planta de baterías que estaba prevista en Kitakyushu, Japón.

El CEO de la compañía, Iván Espinosa, ha calificado este nuevo plan como una reestructuración “más rápida” y “ambiciosa”, diseñada no solo para detener las pérdidas, sino para crear una base financiera más sólida que permita afrontar el futuro con mayor estabilidad. Aunque aún no se han revelado los países específicos que absorberán el impacto total de los despidos, se prevé que el ajuste afectará principalmente a las regiones con menor rentabilidad o con operaciones redundantes dentro de la red global de manufactura.

Uno de los aspectos que aún genera incertidumbre es el efecto de los aranceles recientemente impuestos por Estados Unidos, los cuales no han sido reflejados aún en los reportes financieros más recientes. Estos gravámenes podrían agravar aún más el escenario de Nissan si se implementan sin una renegociación o excepción dentro de los tratados comerciales vigentes.

La situación actual representa un fuerte contraste con el pasado reciente de la automotriz japonesa, que hace menos de una década figuraba entre los gigantes del sector a nivel mundial. Las sucesivas crisis internas, incluyendo cambios de liderazgo, escándalos de gobernanza y dificultades para adaptarse con agilidad a la electrificación del mercado, han erosionado la confianza de los inversionistas y frenado el crecimiento sostenido que Nissan alguna vez prometía.

Con este nuevo recorte masivo de personal y el cierre de plantas, Nissan inicia una fase crítica de su historia corporativa. La compañía no solo enfrenta el reto de sanear sus finanzas, sino también el de redefinir su modelo operativo y adaptarlo a un mercado cada vez más electrificado, competitivo y volátil. El éxito de esta reestructuración dependerá no solo de las medidas de contención, sino también de su capacidad para innovar, recuperar cuota de mercado y reposicionar su imagen frente a consumidores que hoy exigen más tecnología, sustentabilidad y calidad.

Así, mientras se avecina un proceso de revisión estratégica profunda, el futuro de Nissan pende de un delicado equilibrio entre ajustes internos drásticos y la urgente necesidad de construir una visión renovada que le permita seguir siendo un jugador relevante en la industria automotriz global.