05/06/2025

BMW pone en marcha su primer coche eléctrico con batería de estado sólido en Europa y desafía el liderazgo asiático

BMW ha dado un paso crucial en la carrera global por dominar la próxima generación de vehículos eléctricos al poner en circulación su primer coche equipado con batería de estado sólido en territorio europeo. Este avance tecnológico ha sido implementado en un prototipo del BMW i7 modificado, y representa un cambio profundo en la evolución de la movilidad eléctrica, consolidando a la marca bávara como uno de los líderes indiscutibles en innovación automotriz.

El prototipo incorpora celdas de batería de estado sólido desarrolladas en colaboración con Solid Power, una empresa estadounidense especializada en este tipo de tecnología. Estas baterías, que utilizan electrolitos sólidos a base de sulfuro en lugar de los líquidos inflamables típicos de las baterías de iones de litio, ofrecen ventajas clave: mayor densidad energética, menor peso, tiempos de carga más cortos, mayor durabilidad y una seguridad superior frente a temperaturas extremas o impactos.

La arquitectura del vehículo ha sido especialmente adaptada para este avance. BMW utilizó su plataforma Gen5 como base, pero integró módulos prismáticos de nueva generación para albergar las celdas de estado sólido. Esta adaptación es resultado de años de desarrollo e investigación, que se aceleraron significativamente a partir de 2022, cuando BMW y Solid Power intensificaron su cooperación tecnológica con la construcción de una planta piloto en el Centro de Competencia de Fabricación de Celdas (CMCC) en Parsdorf, Alemania. En este centro, ingenieros y técnicos trabajan en evaluar parámetros cruciales como el comportamiento térmico, la presión operativa y la expansión de las celdas en condiciones reales.



Aunque inicialmente se había previsto que estas baterías llegarían al mercado alrededor de 2033, los avances han sido tan contundentes que ya se han iniciado pruebas de conducción en carreteras europeas. BMW se adelanta así a sus propios plazos y entra en competencia directa con gigantes de la industria como Mercedes-Benz, que también desarrolla modelos experimentales con batería de estado sólido —como el EQS—, y con fabricantes asiáticos como Toyota, Nissan o Hyundai, que lideran inversiones millonarias en esta tecnología. China y Japón, conscientes del potencial estratégico de esta innovación, también están apostando por centros de desarrollo que buscan reducir la dependencia del litio líquido y acelerar la transición hacia un sistema energético más robusto y autónomo.

El debut del BMW i7 con batería de estado sólido no es un simple ensayo, sino un gesto simbólico del futuro inmediato: el fin de los compromisos a medias y el comienzo de una era en la que la tecnología eléctrica será más segura, más eficiente y más accesible. Si bien aún existen retos importantes en términos de costos y escalabilidad de producción, este prototipo demuestra que la industria ya ha cruzado el umbral que separaba la teoría de la práctica.

Con esta iniciativa, BMW no solo demuestra una apuesta seria por la innovación, sino también un enfoque estratégico en la carrera global por el dominio del coche eléctrico del futuro. Mientras el mundo mira hacia Asia como epicentro del desarrollo tecnológico, Europa —y BMW en particular— empieza a marcar su propio camino con un proyecto que podría redefinir los estándares de la electromovilidad. Este primer paso sobre asfalto europeo no es solo un ensayo de laboratorio: es una declaración de intenciones.