03/06/2025

Toyota y Nissan: un acercamiento inesperado tras la ruptura con Honda

En un giro inesperado dentro del panorama automotriz japonés, Toyota habría entablado contacto con Nissan poco después de que esta última pusiera fin a su intento de fusión con Honda. El movimiento, que ha despertado múltiples especulaciones en la industria, se interpreta como una muestra del dinamismo y la urgencia con la que los grandes fabricantes están respondiendo a los desafíos del mercado actual, marcados por la electrificación, la competencia china y la reorganización global de la cadena de suministros.

La ruptura entre Nissan y Honda fue oficialmente confirmada el 13 de febrero de 2025, apenas dos meses después de haber anunciado un memorando de entendimiento para explorar una alianza. La razón principal de la cancelación fue el desacuerdo en torno al control de la fusión: Honda pretendía adquirir a Nissan como una subsidiaria, algo que fue tajantemente rechazado por esta última. A pesar del fracaso de la unión, ambas compañías decidieron mantener una colaboración parcial en aspectos clave como el desarrollo de software y la electrificación de vehículos.

Fue en este contexto de incertidumbre que Toyota, el mayor fabricante automotriz del mundo, habría iniciado un acercamiento estratégico con Nissan. La noticia fue revelada por el diario japonés Mainichi Shimbun, que asegura que Toyota buscaba explorar posibilidades de cooperación ante un entorno global cada vez más competitivo. Aunque no se ha concretado ninguna alianza formal, el simple hecho de que Toyota tomara la iniciativa representa un hecho inédito entre dos gigantes que han sido tradicionalmente rivales.

Sin embargo, cualquier posible alianza entre ambas empresas enfrenta serios obstáculos legales y estructurales. Las leyes antimonopolio de Japón son especialmente estrictas, y Toyota ya mantiene participaciones significativas en varios fabricantes locales: posee el 20% de Subaru, 5.1% de Mazda, 4.9% de Suzuki y 5.9% de Isuzu. Integrar a Nissan en ese ecosistema generaría cuestionamientos regulatorios y un reordenamiento de fuerzas sin precedentes en la industria automotriz japonesa.

En paralelo, Nissan atraviesa uno de los momentos más delicados de su historia reciente. La compañía ha reportado una caída de más del 90% en sus ganancias, lo que ha encendido las alarmas en su estructura operativa y financiera. En respuesta, ha puesto en marcha el plan Re:Nissan, una estrategia agresiva de reestructuración que contempla la eliminación de 20,000 empleos, el cierre de siete plantas de producción, y una simplificación del 70% en la complejidad de piezas con el fin de reducir costos y aumentar la eficiencia. El objetivo: estabilizar las finanzas y buscar alianzas estratégicas que puedan ofrecer una vía de recuperación.

Mientras tanto, Toyota continúa reforzando su dominio en el mercado, con una estrategia de diversificación que le ha permitido mantenerse a la vanguardia tecnológica sin perder competitividad en precios ni presencia global. Su interés en acercarse a Nissan puede leerse no tanto como una necesidad inmediata, sino como un gesto de previsión ante el avance de fabricantes chinos, la acelerada transición hacia la movilidad eléctrica y el reordenamiento de bloques industriales a nivel mundial.

Aunque una megafusión entre Toyota y Nissan se percibe actualmente como improbable, los analistas coinciden en que el entorno volátil de la industria podría propiciar acuerdos puntuales en áreas como el desarrollo de software, plataformas compartidas o tecnologías de electrificación. Por ahora, Nissan se concentra en sobrevivir y reestructurar, mientras Toyota continúa consolidando su papel como líder global. El contacto entre ambas podría ser apenas el primer capítulo de una historia que aún está por escribirse.