La batalla por el liderazgo global en la industria automotriz ha llegado al mar abierto. Dos de las marcas chinas más influyentes del momento, BYD y SAIC, han iniciado una nueva competencia estratégica más allá de la producción de autos eléctricos: ahora buscan dominar el transporte marítimo con la construcción de los buques portavehículos más grandes del planeta. Esta carrera no solo responde a una necesidad logística, sino que refleja un cambio profundo en la forma en que estas compañías entienden el control total de su cadena de suministro.
SAIC, a través de su filial Anji Logistics, ha dado un paso firme con el lanzamiento del “Anji Ansheng”, un coloso de 228 metros de eslora y 37.8 metros de manga. Este buque tiene capacidad para transportar hasta 9,500 vehículos, y ha sido calificado como el más grande de su tipo en operación actual. Está equipado con tecnología de ahorro energético y se encuentra preparado para funcionar con metanol en el futuro, lo que lo alinea con los planes de descarbonización a largo plazo de la compañía.

Por su parte, BYD ha reforzado su presencia marítima con el “BYD Shenzhen”, un barco de 219 metros de largo y 37.7 metros de ancho, capaz de llevar a bordo 9,200 vehículos. Este buque destaca por su sistema de propulsión dual que combina gas natural licuado (GNL) con baterías eléctricas, lo que permite una operación portuaria casi libre de emisiones y posiciona a BYD como pionero en sostenibilidad también en alta mar.
Ambas iniciativas forman parte de una estrategia integral para dominar la logística global. Con el creciente aumento en la demanda de autos eléctricos chinos en mercados como Europa, América Latina y el sudeste asiático, asegurar el transporte propio se ha convertido en una necesidad crítica. La capacidad de embarcar miles de unidades en un solo viaje, con plena autonomía sobre tiempos y rutas, representa una ventaja competitiva real en un contexto de congestión portuaria y alza de costos logísticos.

Además del impacto en eficiencia y control operativo, esta competencia naval también pone de manifiesto el compromiso de ambas marcas con la innovación sostenible. Tanto SAIC como BYD están apostando por tecnologías de propulsión más limpias, con la mirada puesta en reducir la huella ambiental del transporte marítimo, una de las actividades industriales más contaminantes del planeta.
En este nuevo escenario, el mar se convierte en terreno de disputa y expansión. SAIC y BYD no solo quieren ser líderes en ventas de vehículos eléctricos, sino también en establecer un modelo de negocio verticalmente integrado que incluya la producción, distribución y entrega a escala mundial. Así, los gigantes chinos no se conforman con revolucionar la industria automotriz en tierra firme; ahora también buscan conquistar los océanos con sus propios barcos, redefiniendo el futuro del transporte global de vehículos.
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