Con el objetivo de elevar los estándares de seguridad en la industria automotriz y empoderar a los consumidores, Global NCAP y Latin NCAP han presentado una iniciativa conjunta que propone la implementación de un etiquetado de seguridad obligatorio para todos los vehículos nuevos. Esta medida busca ofrecer información clara, precisa y fácilmente accesible sobre el nivel de protección que brinda cada modelo, especialmente en mercados donde los estándares mínimos aún están por debajo de lo ideal.
La propuesta fue presentada durante la Cumbre del Foro Internacional de Transporte (ITF), celebrada en Leipzig, Alemania. Ambos organismos enfatizaron que, a pesar de los avances en tecnología y diseño automotriz, muchos países de ingresos bajos y medios siguen recibiendo vehículos que no cuentan con sistemas de seguridad adecuados. Desde el año 2000 se han producido cerca de dos mil millones de vehículos nuevos en el mundo, una cifra que, según los expertos, también representa una carga creciente de muertes y lesiones por accidentes viales debido a la falta de equipamiento de seguridad mínimo en muchas unidades comercializadas.

La idea del etiquetado propuesto toma como referencia esquemas similares ya existentes en otros sectores, como las etiquetas nutricionales en alimentos o las de eficiencia energética en electrodomésticos. En el caso de los autos, estas etiquetas mostrarían el desempeño en pruebas de choque con una calificación visible y entendible, como lo hacen actualmente las estrellas del NCAP, permitiendo al consumidor comparar entre modelos y tomar decisiones más informadas antes de la compra.
Para lograr esto, Global NCAP y Latin NCAP han instado a los gobiernos del mundo a implementar tres medidas concretas: crear un sistema de etiquetado vehicular de seguridad, basarse en las calificaciones locales de sus respectivos NCAP y, sobre todo, hacer obligatorio su cumplimiento por parte de los fabricantes.
Desde la visión de Global NCAP, esta medida representa un paso esencial para democratizar el acceso a vehículos seguros. Su director ejecutivo, Richard Woods, expresó que el etiquetado obligatorio “empoderará a los consumidores y les proporcionará la información necesaria para elegir mejor seguridad”. Por su parte, Alejandro Furas, secretario general de Latin NCAP, añadió que la propuesta impactaría de forma directa en el comportamiento del consumidor, al permitirle evaluar con claridad qué tan seguro es el vehículo que desea adquirir. Según Furas, este sistema se convertiría en una herramienta fundamental, especialmente en países que aún no han dado el paso hacia una legislación obligatoria de seguridad vehicular.

De implementarse este etiquetado, se abriría una nueva etapa para la seguridad automotriz en América Latina y otros mercados emergentes, donde aún es común encontrar vehículos sin control electrónico de estabilidad, sin bolsas de aire laterales o con estructuras deficientes. Además, obligaría a los fabricantes a no limitar sus mejores sistemas de seguridad a las versiones más costosas, ya que quedarían expuestos en el punto de venta.
La iniciativa representa un llamado firme a gobiernos, industria y sociedad civil para fomentar una cultura de movilidad más segura y responsable. El etiquetado de seguridad, más que un requisito técnico, se perfila como una herramienta de cambio estructural que puede salvar vidas y transformar los hábitos de consumo de millones de personas en todo el mundo.
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