En un mundo donde los autos eléctricos avanzan a pasos agigantados, la seguridad sigue siendo un tema central. Y en esta carrera, China ha decidido marcar un precedente. Geely, uno de los fabricantes más importantes del país, ha realizado una prueba tan radical como simbólica: colocó su nueva batería Aegis Gold Brick bajo las orugas de un tanque de combate de 36 toneladas. El objetivo era simple y contundente: demostrar que sus baterías no solo son eficientes, sino prácticamente indestructibles.
La escena parece sacada de una película, pero ocurrió realmente. Un tanque ZTZ-59D pasó varias veces por encima de la batería, que nunca estalló ni mostró signos de incendio. La estructura resistió sin comprometer la seguridad de su núcleo, dejando claro que la tecnología de Geely está a la altura de los desafíos más exigentes del sector.
Este despliegue de fuerza no es solo un golpe de efecto publicitario. China se prepara para aplicar nuevas y estrictas regulaciones a partir de julio de 2026, las cuales exigirán que las baterías soporten impactos desde la parte inferior, demuestren resistencia estructural y eviten cualquier tipo de fuga térmica. En otras palabras, se acabaron las excusas para las explosiones o incendios accidentales: las baterías deberán ser casi a prueba de guerra. Y Geely ya está mostrando que puede cumplir —y superar— esas expectativas.
La batería en cuestión equipa al SUV eléctrico Galaxy E5, y no es cualquier batería. Está diseñada con separadores de doble capa recubiertos con óxido de aluminio, un componente que actúa como escudo frente al calor y los cortocircuitos. También incluye una estructura de celosía interna que absorbe energía en caso de impactos, como una jaula de seguridad dentro del propio sistema energético.
Este tipo de avances no solo mejoran la percepción de seguridad en los coches eléctricos, sino que también posicionan a China como líder tecnológico en una industria en transformación. Mientras Europa y Estados Unidos discuten regulaciones, China ya las pone en marcha, y lo hace con acciones tan espectaculares como aplastar sus propias baterías con tanques para probar su fiabilidad.
Geely no solo ha pasado la prueba, ha puesto el listón muy alto. Y con ello, lanza un mensaje potente al resto del mundo: los autos eléctricos no solo pueden ser limpios y rápidos, también pueden ser increíblemente seguros.
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