05/06/2025

El interés por los autos eléctricos se desploma: menos entusiasmo en 2025 que en 2019, según la AAA

En un momento en que la industria automotriz ha apostado todo por la electrificación, el entusiasmo de los consumidores en Estados Unidos parece estar tomando un camino contrario. Según una nueva encuesta realizada por la American Automobile Association (AAA), el interés por adquirir un auto eléctrico ha caído a su nivel más bajo desde 2019. Solo el 16% de los encuestados afirmó que es “muy probable” o “probable” que su próximo vehículo sea eléctrico.

La cifra contrasta fuertemente con el optimismo de hace apenas un par de años. En 2022, más del 50% de los consultados veían con buenos ojos la posibilidad de pasarse a un EV. Hoy, esa proporción ha disminuido drásticamente, con un 63% de las personas señalando que es “poco probable” o “muy improbable” que consideren un auto eléctrico como su siguiente compra.

¿A qué se debe este desencanto? Las razones son claras y repetidas: los altos costos de las reparaciones, particularmente de las baterías (62%), siguen siendo una de las mayores barreras. A esto se suman el elevado precio de compra (59%), la percepción de que no son aptos para viajes largos (57%), la falta de infraestructura de carga (56%) y el temor a quedarse sin batería durante un trayecto (55%).

Si bien el ahorro en combustible y el menor mantenimiento siguen siendo puntos a favor, parecen no ser suficientes para revertir la creciente resistencia del público. Incluso la confianza en el futuro eléctrico se ha erosionado: solo el 23% de los estadounidenses cree que en los próximos diez años la mayoría de los autos serán eléctricos, frente al 40% que opinaba lo mismo en 2022.

Ante este panorama, la AAA plantea que los híbridos o híbridos enchufables podrían representar un punto medio más atractivo para los consumidores. Estos modelos ofrecen parte de los beneficios de la electrificación sin depender completamente de una infraestructura de carga que aún está en desarrollo.

El mensaje es claro: la industria no puede dar por sentado el entusiasmo del consumidor. A pesar de los avances tecnológicos y la presión por una movilidad más limpia, la confianza del comprador se construye con accesibilidad, certeza y practicidad. Y por ahora, los autos eléctricos aún tienen trabajo por hacer en esos frentes.