Max Verstappen, cuatro veces campeón del mundo de Fórmula 1, se encuentra en una situación crítica que podría costarle una carrera entera fuera del calendario. A lo largo de los últimos 11 meses, el piloto neerlandés ha acumulado 11 puntos de penalización en su superlicencia, quedando peligrosamente cerca del límite de 12, que acarrea una suspensión automática de una carrera. Una cifra que no solo alarma a Red Bull, sino que también abre un nuevo debate sobre su estilo de manejo, su actitud y el trato que recibe dentro del paddock.
El más reciente episodio ocurrió en el Gran Premio de España 2025, donde Verstappen protagonizó una maniobra polémica al chocar con George Russell durante una reanudación. Aunque el neerlandés tenía espacio suficiente, invadió la trayectoria del Mercedes de forma que muchos calificaron como intencionada. Las consecuencias fueron inmediatas: una penalización de 10 segundos en carrera y tres puntos adicionales en su superlicencia, que lo hicieron descender del quinto al décimo lugar en la clasificación final.
No es la primera vez que Max enfrenta este tipo de situaciones. Desde junio de 2024 hasta la fecha, ha recibido sanciones por colisiones, maniobras peligrosas y conductas antideportivas. Algunas de las infracciones más destacadas incluyen un choque con Lando Norris en Austria, forzar a un piloto fuera de pista en México, ignorar el Virtual Safety Car en São Paulo, conducir innecesariamente lento en Qatar y una colisión con Oscar Piastri en Abu Dhabi. Cada una de estas acciones fue penalizada con entre uno y dos puntos, construyendo poco a poco un historial que ahora lo tiene al borde del abismo.
La tensión aumenta al considerar que si Verstappen incurre en otra falta antes del 30 de junio, automáticamente será suspendido por una carrera, algo que tendría consecuencias graves para su lucha por el título. Aunque a partir de esa fecha perderá dos puntos por haber cumplido un año desde la infracción en Austria, seguirá en la cuerda floja hasta al menos octubre. El margen de error es mínimo y cada movimiento en pista será vigilado con lupa.
Más allá de las sanciones, el entorno de la Fórmula 1 ha reaccionado con dureza. Críticas de figuras como Nico Rosberg y declaraciones de George Russell han puesto en entredicho no solo las decisiones de Verstappen, sino también la manera en que los comisarios están gestionando la disciplina. Incluso desde dentro del equipo Red Bull la situación ha generado incomodidad, aunque sin pronunciamientos públicos contundentes.
Lo cierto es que el campeonato 2025 está más apretado que nunca, y Verstappen, hoy en la tercera posición del mundial, no puede permitirse un desliz más. Una suspensión no solo lo alejaría de sus opciones de título, también pondría a su escudería en una posición delicada, obligándola a usar a un piloto suplente justo en el momento más crítico del calendario.
Mientras la temporada continúa y se aproximan las carreras en Canadá y Austria, Verstappen deberá mostrar no solo su talento en la pista, sino también su capacidad de control y madurez. Lo que está en juego no es solo una carrera: es su reputación, su liderazgo y su futuro inmediato en el campeonato.
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