18/07/2025

Los autos pequeños no desaparecen por falta de compradores… sino por regulaciones

A pesar de que podría parecer que los autos pequeños están dejando de fabricarse por falta de demanda, la realidad es muy distinta. Su declive obedece principalmente a nuevos estándares medioambientales y regulaciones que encarecen su producción, haciéndolos menos rentables para las marcas, no porque la gente haya perdido interés en ellos.

Regulaciones que encarecen la producción:
Las normativas anticontaminación y de eficiencia han obligado a los fabricantes a equipar incluso a los modelos pequeños con tecnología costosa: motores más limpios, sistemas avanzados de seguridad, baterías híbridas y plataformas más rígidas y ligeras. Todo eso eleva significativamente el costo de fabricación, eliminando el espacio para mantener los precios bajos.



Estrategia comercial: priorizar utilitarios eléctricos y SUVs compactos
Las marcas prefieren invertir en segmentos donde el margen es mayor y el retorno es más rápido, como los SUVs compactos e incluso eléctricos urbanos. En México, muchos consumidores siguen eligiendo subcompactos por su precio, facilidad de manejo y bajo consumo. Pero esos modelos —como el Spark, Beat o Kicks— también enfrentan restricciones por regulaciones futuras, lo que podría obligar a su evolución hacia versiones más caras o híbridas.

El dilema de la asequibilidad y el cumplimiento normativo
Los autos pequeños de bajo costo se acercan peligrosamente a límites de emisiones que los hacen inviables sin añadir elementos costosos. Fabricarlos sin estos sistemas acarrearía multas o prohibiciones —como ya sucede en la Unión Europea—, lo que aumenta de manera natural su precio al consumidor final.



Perspectivas en el mercado mexicano:
Aunque aún hay espacio para modelos pequeños, su futuro inmediato depende de que los fabricantes ofrezcan versiones básicas —sin sacrificar el cumplimiento normativo— a precios accesibles. Esto podría resolverse mediante el uso de soluciones híbridas más simples, mejoras en plataformas o ayudas fiscales. Pero el riesgo es que los modelos pequeños desaparezcan del público masivo si no se adaptan, dejando paso a opciones más costosas.

Conclusión: los autos pequeños no se extinguen por falta de compradores, sino por un entorno regulatorio que hace inviable mantener precios bajos sin inversión y evolución. Su continuidad dependerá de la capacidad de los fabricantes de reinventarlos, ofreciendo versiones accesibles que cumplan con las nuevas reglas ambientales sin perder la esencia de asequibilidad que los caracteriza.