El primer día del Gran Premio de los Países Bajos fue una montaña rusa para Marc Márquez, quien vivió momentos de tensión y de absoluta supremacía sobre el asfalto de Assen. Apenas iniciada la primera sesión libre del viernes, el piloto catalán sufrió una fuerte caída a alta velocidad en la curva 15. El neumático trasero de su Ducati GP25 perdió adherencia, provocando un violento highside que lo lanzó por los aires y lo hizo aterrizar con dureza sobre su brazo izquierdo.
El susto fue inmediato. Márquez se levantó visiblemente dolorido, revisando su mano mientras se quitaba el guante con incomodidad. Aun así, regresó por su propio pie al garaje, donde fue evaluado por los médicos del circuito. Tras cambiarse el mono y recibir un primer tratamiento, volvió a subirse a la moto como si nada hubiera pasado. El resultado fue tan impactante como su caída: terminó liderando la sesión con tres décimas de ventaja sobre Maverick Viñales y dejando en claro que, pese al dolor, su nivel competitivo sigue intacto.
Más allá del tiempo logrado, lo que impresionó fue su ritmo en el primer sector del trazado neerlandés, donde logró sacar casi tres décimas a su más cercano perseguidor. Fue una demostración de precisión, concentración y garra, especialmente considerando que minutos antes había rodado por la grava con una contusión en el tríceps y molestias nerviosas en el brazo izquierdo.
El parte médico fue claro: Márquez presenta una contusión muscular acompañada de una compresión en el nervio cubital. Se le indicó reposo activo, tratamiento con antiinflamatorios y vitaminas, además de fisioterapia específica para evitar que las molestias aumenten en el transcurso del fin de semana. Sin embargo, el español no mostró señales de querer bajar el ritmo.
Por la tarde, durante la segunda sesión libre, volvió a protagonizar otro momento de tensión al sufrir una segunda caída. Esta vez, también se levantó por sus propios medios, aunque quedó claro que estaba trabajando en el límite absoluto de su moto. A pesar de estos incidentes, su programa de trabajo no se alteró y el equipo mantuvo su enfoque rumbo a la clasificación.
La jornada del viernes en Assen dejó un mensaje claro: Márquez está dispuesto a todo por mantenerse en la cima. Su valentía para regresar inmediatamente tras una caída de ese calibre, y encima marcar el mejor tiempo, refleja el temple de un piloto que conoce el dolor, lo ha domesticado, y ha aprendido a pilotar por encima de él. Pero también deja preguntas abiertas sobre su estado físico para el resto del fin de semana. Las próximas sesiones serán clave para saber si puede sostener ese rendimiento sin poner en riesgo su integridad.
En un campeonato tan ajustado como el actual, cualquier ventaja cuenta. Y Marc Márquez, aún con el cuerpo resentido, demostró que sigue siendo uno de los referentes indiscutibles del paddock. En Assen, su mensaje fue contundente: el número 93 no está aquí solo para competir, sino para ganar.
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