06/09/2025

El 2 % que lo cambia todo: cómo Red Bull disipó el misterio que rodeaba su estructura de poder

Un movimiento corporativo reciente puso fin a semanas de especulación en torno a Red Bull GmbH. Ese famoso “2 %” del capital de la compañía, que cambió de manos el 31 de mayo de 2025, no representó un golpe de poder ni una reconfiguración profunda, sino una simple maniobra administrativa: los bonos pertenecían a Chalerm Yoovidhya y ahora están bajo custodia de una fiduciaria suiza, Fides Trustees SA, encabezada por Martin Christopher Bowen.

La operación llamó la atención por su proximidad al despido de Christian Horner, lo que generó rumores sobre un supuesto enfrentamiento entre las facciones tailandesa y austriaca de la compañía. Sin embargo, se confirmó que Fides actúa bajo instrucciones directas del propio Yoovidhya, quien junto a su familia continúa ejerciendo el control mayoritario del 51 % de la empresa, mientras que la gestión operativa diaria sigue recayendo en el equipo con sede en Fuschl am See, Austria.

Desde la muerte de Dietrich Mateschitz en octubre de 2022, la familia Yoovidhya ha asumido una participación más activa en los asuntos de la empresa. Durante este periodo, surgieron especulaciones sobre cambios en la sede, disputas internas y planes para remover a Horner de su cargo. De hecho, el ex piloto Ralf Schumacher llegó a sugerir que se intentó su salida “por la fuerza” en 2024. No obstante, los hechos muestran que la situación fue más un ejercicio de reajuste institucional que una lucha interna de poder.

Actualmente, Red Bull GmbH goza de excelente salud financiera. En 2024, los ingresos rozaron los 11 200 millones de euros, con 12 700 millones de latas vendidas en todo el mundo. La estructura de la compañía combina el liderazgo financiero y operativo desde Austria con el control estratégico de la familia tailandesa, ahora respaldado por una fiduciaria que actúa como figura neutral para mediar decisiones clave sin alterar el equilibrio interno.

Este tipo de configuración ofrece importantes ventajas. En primer lugar, garantiza la estabilidad jerárquica de la organización, minimizando los riesgos de disputas internas que podrían afectar el rumbo del grupo. Además, permite separar con claridad las áreas de influencia: mientras Austria mantiene el timón operativo, Tailandia conserva el poder de decisión estratégico. La salida de Horner, por tanto, debe interpretarse como parte de una transición consensuada, no como una fractura institucional.

Este episodio sirve como recordatorio de que, en corporaciones globales como Red Bull, incluso un cambio porcentual pequeño en la propiedad puede generar grandes rumores. Sin embargo, lejos de ser una señal de debilidad, el traspaso del 2 % ha demostrado ser una jugada de continuidad y fortalecimiento. La estructura interna está clara, los roles bien definidos y el grupo parece más preparado que nunca para enfrentar nuevos retos, tanto en la Fórmula 1 como en sus operaciones a nivel global.