Bentley llevó la personalización a un nivel sin precedentes al presentar el Flying Spur con la opción de pintura “Ombré by Mulliner”, un acabado exclusivo que tiene un costo cercano a los 68,000 dólares únicamente por el tratamiento de color.
El efecto consiste en un degradado artesanal que combina dos tonos seleccionados, en este caso un Topaz Blue en la parte frontal y un Windsor Blue en la trasera. El proceso es completamente manual y se lleva a cabo en la planta de Crewe, Inglaterra, donde especialistas de Mulliner dedican alrededor de 60 horas de trabajo para lograr la transición perfecta entre los colores.
Cada unidad pintada con este estilo es única, ya que las variaciones mínimas en la aplicación hacen que no existan dos autos idénticos. Bentley cuida además que el degradado mantenga armonía visual, evitando combinaciones que puedan producir tonos indeseados.
La firma británica ofrece además otras dos combinaciones para este acabado: Sunburst Gold con Orange Flame y Tungsten con Onyx. De esta forma, amplía las opciones de personalización para quienes buscan exclusividad en cada detalle de su vehículo.
El Flying Spur Ombré debutó en el Southampton International Boat Show 2025, confirmando la intención de Bentley de consolidar la pintura como un elemento de diseño tan importante como la mecánica o el lujo interior. Con esta propuesta, la marca no solo vende un sedán de alta gama, sino también una pieza de arte sobre ruedas.
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