07/06/2025

Max Verstappen y su vuelta récord en Nürburgring: entre la polémica y el hambre de gloria

Max Verstappen volvió a sacudir el mundo del automovilismo, esta vez fuera de la Fórmula 1. Durante una sesión de pruebas en el legendario circuito de Nürburgring Nordschleife, el tricampeón del mundo marcó un tiempo no oficial de 7:48.999 minutos al volante de un Ferrari 296 GT3 del equipo Emil Frey Racing. Aunque la vuelta no fue registrada oficialmente, su desempeño —bajo el seudónimo “Franz Hermann”— superaría el récord vigente de la Nürburgring Langstrecken-Serie (NLS), establecido por Christian Krognes en 2022 con 7:49.578.

Lo que podría haber sido simplemente una hazaña admirable de un piloto versátil se convirtió rápidamente en el centro de una controversia. Varios pilotos experimentados del Nordschleife, entre ellos Laurens Vanthoor y Maro Engel, manifestaron su escepticismo respecto a la legalidad técnica de la vuelta de Verstappen. Las dudas se centraron en si el neerlandés respetó el Balance of Performance (BoP), un conjunto de reglas que regula la potencia, peso y aerodinámica para mantener la igualdad entre vehículos GT3. Engel incluso sugirió públicamente que el coche de Verstappen podría haber estado fuera de especificación, insinuando ventajas no permitidas.

Verstappen, fiel a su estilo directo, no tardó en responder. Negó rotundamente las acusaciones, calificándolas de falsas y afirmando que el objetivo de su participación era disfrutar y aprender del trazado, no establecer un récord. Aseguró que su Ferrari estaba completamente dentro de los parámetros establecidos por el BoP. En la misma línea, Jürg Flach, director técnico de Emil Frey Racing, respaldó las declaraciones del piloto de Red Bull, confirmando que el auto utilizado respetaba las especificaciones oficiales del reglamento GT3.

Más allá del debate técnico, lo cierto es que la presencia de Verstappen en el Infierno Verde reavivó el interés sobre su posible incursión futura en carreras de resistencia. Él mismo ha manifestado su deseo de participar en las 24 Horas de Nürburgring, una de las pruebas más emblemáticas del automovilismo global. Para ello, deberá cumplir con los requisitos del llamado “permiso Nordschleife”, que exige a los pilotos completar al menos dos competencias del NLS en categorías menores sin incidentes. Una regla que no hace excepciones, ni siquiera para campeones del mundo, como tampoco la hizo con Valentino Rossi en su debut GT3 en 2023.

Lo ocurrido ha abierto un debate mayor: ¿cómo se deben interpretar los tiempos no oficiales en circuitos con tanta tradición y reglamentación como Nürburgring? Mientras una parte del paddock considera la vuelta de Verstappen como una muestra más de su talento y pasión por las competencias, otros ven con recelo que pilotos ajenos a la disciplina se midan sin pasar por los procesos habituales. La línea entre el espectáculo y la competencia regulada parece cada vez más difusa.

Para Verstappen, sin embargo, la historia parece clara: el desafío del Nordschleife lo ha seducido. Con su capacidad de adaptación, su ambición y su mentalidad competitiva, no sería descabellado imaginarlo peleando por la gloria en las 24 Horas en un futuro no muy lejano. La polémica podría quedar atrás; lo que permanece es el mensaje: Max no solo quiere dominar la Fórmula 1, quiere dejar su huella en cada pista que se atreva a desafiarlo.