18/07/2025

Yamaha pone en pista su nueva moto con motor V4 en Barcelona: el cambio que podría marcar su regreso a la élite de MotoGP

Yamaha ha encendido oficialmente una nueva etapa en su historia dentro del Campeonato Mundial de MotoGP. Esta semana, el fabricante japonés realiza pruebas en el Circuit de Barcelona-Catalunya con una motocicleta completamente nueva equipada con motor V4, una arquitectura inédita para la marca y que podría marcar el inicio de su recuperación deportiva frente a sus competidores más fuertes como Ducati, KTM, Honda y Aprilia.

Durante años, Yamaha se mantuvo fiel al tradicional motor de cuatro cilindros en línea, apostando por una entrega suave y progresiva de potencia. Sin embargo, la evolución técnica del campeonato —donde el diseño en V ha demostrado claras ventajas en aceleración, estabilidad y rendimiento general— ha obligado a la casa de Iwata a replantear su estrategia. Este cambio hacia una configuración V4 no es solo una alteración técnica, sino una transformación filosófica en la manera en que Yamaha concibe el desarrollo de sus motos de competición.

El test en Barcelona se lleva a cabo los días miércoles y jueves, y la responsabilidad de pilotar este prototipo revolucionario recae en Augusto Fernández, actual piloto de pruebas de Yamaha, y Andrea Dovizioso, veterano con un extenso historial en la categoría reina. Ambos tendrán la tarea de evaluar no solo el motor, sino el comportamiento integral del conjunto: chasis, electrónica, distribución de pesos, aerodinámica y ergonomía.

A diferencia del ensayo previo realizado en Aragón —donde la nueva moto fue probada a puertas cerradas y sin detalles públicos—, en esta ocasión Yamaha ha llevado a pista la versión completa de su prototipo. La prioridad, sin embargo, no es marcar tiempos de vuelta, sino recopilar datos precisos sobre el rendimiento general de la máquina, su comportamiento dinámico y su viabilidad para ser introducida a mediano plazo en competencia oficial.

El director deportivo de Yamaha, Maio Meregalli, ha sido enfático: el enfoque está en el desarrollo simultáneo de la moto actual y la nueva V4. Aunque aún no hay una fecha definida para su debut en competición, la intención es clara: explorar el nuevo camino técnico con todo el rigor necesario antes de comprometerse públicamente a una transición definitiva.

En los primeros análisis, la distancia con respecto a los equipos punteros se ha reducido notoriamente. Por ejemplo, en el último GP de Aragón, Yamaha terminó a 19 segundos del ganador, cuando hace un año esa diferencia superaba los 35 segundos. Si bien no se puede atribuir aún esa mejora exclusivamente al V4, sí es una señal alentadora de que el trabajo técnico comienza a dar frutos.

Este test en Barcelona podría convertirse en un punto de inflexión para Yamaha. La adaptación a un nuevo motor implica también repensar la manera en que la moto entrega la potencia, cómo se configura el chasis y la relación con la electrónica. Todo esto debe converger en una máquina equilibrada, competitiva y fiable. Si los datos recabados esta semana son positivos, se abrirá la puerta a futuras pruebas más intensivas e incluso al uso como wildcard por parte de los pilotos oficiales.

Con este movimiento, Yamaha busca cerrar una etapa marcada por la caída de rendimiento y abrir otra en la que su nombre vuelva a estar entre los candidatos al podio y al campeonato. El motor V4 no es solo una apuesta tecnológica: es una declaración de intenciones. La lucha por el regreso a la cima ha comenzado, y Barcelona es el primer gran escenario.