18/07/2025

China infla cifras de ventas de autos al exportar vehículos nuevos como si fueran usados

Una reciente investigación ha destapado una práctica preocupante en la industria automotriz china: la exportación masiva de autos completamente nuevos bajo la categoría de vehículos “usados” para inflar artificialmente las cifras de ventas nacionales. Esta estrategia, implementada con la participación activa de gobiernos regionales, ha puesto en entredicho la transparencia de los reportes oficiales y ha encendido las alarmas en mercados internacionales.

El procedimiento consiste en registrar en China autos recién salidos de fábrica como si hubieran sido utilizados, aunque en realidad nunca hayan circulado. Estos vehículos, conocidos como “zero mileage”, son exportados bajo la clasificación de autos usados. El objetivo es doble: reducir inventarios excesivos de producción y contabilizar las unidades como ventas locales, mejorando así las estadísticas de desempeño tanto de las marcas como de los gobiernos regionales implicados.

Durante 2024, China reportó la exportación de 436,000 autos “usados”, pero se estima que cerca del 90% de ellos nunca fueron conducidos. Se trata, en esencia, de vehículos nuevos disfrazados de usados para sortear aranceles, facilitar su colocación en países con normativas más flexibles y agilizar procesos logísticos. Este fenómeno ha sido particularmente intenso hacia destinos como Rusia, Asia Central, Medio Oriente y partes de África.

La participación de al menos 20 gobiernos provinciales chinos ha sido clave para el éxito de esta operación. Muchos otorgan subsidios, facilitan licencias de exportación y ceden terrenos o espacios logísticos para almacenar temporalmente los vehículos antes de su envío. A cambio, obtienen beneficios fiscales y la posibilidad de presentar resultados económicos más robustos, algo especialmente valioso ante las presiones de crecimiento interno.

Sin embargo, esta práctica no ha pasado desapercibida. En Rusia, uno de los principales destinos de estos autos, ya se han implementado restricciones para evitar la entrada de vehículos “zero mileage” cuando existe representación oficial de la marca. Países como Jordania y Kazajistán también han empezado a revisar sus legislaciones para evitar convertirse en depósitos de estas exportaciones camufladas.

Mientras tanto, algunas marcas chinas han intentado deslindarse. Xpeng, por ejemplo, aseguró que no forma parte de esta dinámica. Sin embargo, el fenómeno parece extenderse a múltiples fabricantes, tanto grandes como emergentes, que buscan mantener en movimiento sus cadenas de producción pese a una demanda interna que no crece al mismo ritmo.

Más allá de los beneficios a corto plazo, esta estrategia plantea serios riesgos. La distorsión del mercado internacional, el deterioro de la credibilidad de la industria automotriz china y las posibles sanciones por prácticas comerciales desleales podrían convertirse en obstáculos difíciles de revertir. La reputación de una industria que hasta ahora había ganado respeto por su innovación tecnológica corre el riesgo de verse empañada por decisiones políticas y económicas que sacrifican la transparencia en favor de cifras atractivas.

El tiempo dirá si esta táctica termina por desestabilizar el mercado global o si los ajustes regulatorios en los países receptores logran frenar la expansión de los “usados que nunca fueron usados”. Por ahora, la industria automotriz internacional observa con atención este fenómeno que ha puesto en duda una de las cifras más vigiladas del sector: la verdadera venta de vehículos nuevos.