El viernes del Gran Premio de los Países Bajos dejó sensaciones positivas para Maverick Viñales, quien completó una jornada competitiva y sin contratiempos en el TT Circuit Assen. El piloto español, a bordo de su KTM RC16, logró un valioso pase directo a la Q2 al ubicarse entre los diez primeros, y mostró un ritmo consistente tanto en condiciones de ataque como de simulación de carrera. Pero más allá de los cronos, lo más destacable fue la seguridad con la que Viñales habló de su moto: “Es complicado encontrar nada nuevo porque la moto va muy bien”.
Desde el inicio del día, Viñales dejó claro que Assen es uno de esos trazados que le permiten sacar lo mejor de su pilotaje. En la primera sesión libre (FP1) fue segundo, quedando apenas a tres décimas de Marc Márquez. Por la tarde, en la segunda práctica, marcó un tiempo de 1:31.604 que lo mantuvo dentro del top 10, asegurando su entrada directa a la clasificación Q2 del sábado. Lo hizo sin necesidad de asumir riesgos innecesarios y con una moto que, según sus propias palabras, “está en un punto donde casi no hay nada que mejorar”.
Viñales destacó que la combinación de neumático blando delantero y medio trasero le permitió tener confianza plena desde el arranque, y que el equilibrio general del conjunto le facilita centrarse en pulir detalles de su propio estilo, en lugar de exigirle al equipo más ajustes técnicos. “Tengo que mejorar un poco en el estilo de pilotaje, no la moto”, comentó, consciente de que el paso final para luchar por los puestos de privilegio depende ahora más de su adaptación que del desarrollo del prototipo.

En ese sentido, Viñales se mostró particularmente comprometido con su rol dentro del equipo. Subrayó que mantener un entorno positivo y enfocado es clave para seguir avanzando, y pidió que todos en KTM se mantengan con esa misma actitud: confiados, pero atentos a los detalles. “Estamos en un buen momento, y eso hay que aprovecharlo desde lo mental también”, aseguró.
Más allá del rendimiento, las declaraciones de Viñales reflejan un piloto en armonía con su entorno técnico y humano. Atrás parecen haber quedado los fines de semana frustrantes y las dudas mecánicas. Ahora, con una moto que le ofrece estabilidad y una base sólida, su objetivo es claro: meterse en la primera o segunda fila de salida y consolidarse como uno de los contendientes fuertes del domingo.
El sábado será decisivo. La clasificación mostrará si la buena base de KTM en Assen puede transformarse en una posición de parrilla que le permita aspirar al podio. Para Viñales, el reto es tan simple como exigente: no perder la inercia, mantener la concentración, y seguir exprimiendo al máximo una moto que —como él mismo dijo— ya está donde debe estar. Solo falta que él la lleve al lugar que merece.
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