Lotus ha salido al paso de los rumores que circularon a finales de junio respecto al supuesto cierre de su emblemática planta en Hethel, Norfolk, desmintiendo categóricamente cualquier intención de cesar operaciones en su única fábrica en el Reino Unido. La noticia, publicada originalmente por medios internacionales, señalaba que la compañía había pausado la producción de los modelos Emira y Evija desde mediados de mayo, lo que encendió las alarmas entre los empleados y la industria automotriz británica.
El argumento inicial de esta pausa fue la acumulación de inventario, aunque posteriormente se reveló que uno de los principales factores detrás de esta decisión fue el aumento en los aranceles estadounidenses, que impactan de manera significativa a los vehículos eléctricos e híbridos importados. Las nuevas tarifas, que ascienden hasta un 100 % en el caso de los eléctricos procedentes de China, complicaron la viabilidad de exportar modelos fabricados en Reino Unido hacia Estados Unidos, uno de los principales mercados objetivo.
Ante esta situación, la reacción de Lotus fue inmediata. En un comunicado oficial, la marca aseguró que no existen planes para cerrar la planta de Hethel y que el Reino Unido continúa siendo el corazón de su operación global, albergando áreas clave como el diseño, la ingeniería y el deporte motor. Esta declaración se vio reforzada por la intervención del gobierno británico, particularmente del Secretario de Negocios, Jonathan Reynolds, quien sostuvo reuniones directas con Geely, grupo chino propietario de Lotus, para garantizar el mantenimiento de las operaciones en suelo británico.
Durante estas conversaciones, el Ejecutivo británico reiteró su respaldo a la industria automotriz mediante una estrategia industrial que contempla la asignación de 2,500 millones de libras en financiamiento destinado a innovación, capital e investigación y desarrollo. Además, se ofrecerán tarifas energéticas preferenciales para ayudar a las compañías a sostener su producción en un entorno cada vez más competitivo.
No obstante, pese a los compromisos institucionales, la situación financiera de Lotus continúa siendo compleja. En el primer trimestre del año, la producción de Emira cayó en un 50 % respecto al mismo periodo del año anterior, con menos de 560 unidades ensambladas. En cuanto a los modelos eléctricos, Eletre y Emeya, apenas alcanzaron las 720 unidades vendidas a nivel global, muy por debajo de la proyección inicial de 30,000 vehículos anuales. Estas cifras, sumadas a reportes sobre dificultades para cumplir con pagos a proveedores, reflejan un panorama poco alentador para la marca.

Frente a este escenario, Lotus está reformulando su estrategia de manera profunda. Se contempla el traslado parcial de su producción a Estados Unidos, concretamente a la planta de Volvo en Ridgeville, Carolina del Sur, también propiedad de Geely. Esta instalación ya cuenta con la infraestructura necesaria para producir vehículos eléctricos e híbridos, lo que permitiría a Lotus sortear los aranceles estadounidenses y reducir costos logísticos.
Asimismo, la marca evalúa un viraje tecnológico hacia los vehículos eléctricos con autonomía extendida (EREV), los cuales combinan una batería con un motor de combustión interna que actúa como generador. Este cambio podría ofrecer autonomías de hasta 1,094 kilómetros, convirtiéndose en una solución atractiva frente a las restricciones de los modelos 100 % eléctricos en mercados con infraestructura de carga insuficiente.
Otro cambio importante será la actualización del tren motriz del Emira. A partir de 2026, dejará de montar el motor V6 de origen Toyota y pasará a incorporar un motor turbo de 2.0 litros desarrollado por Mercedes-AMG, con el fin de cumplir con las futuras normativas europeas de emisiones Euro 7. Esta modificación también responde a la necesidad de modernizar la oferta sin depender de motorizaciones importadas de Asia.
La planta de Hethel, renovada recientemente con una inversión de 140 millones de dólares y con capacidad para producir hasta 10,000 autos al año, opera actualmente a menos del 50 % de su capacidad instalada. Si bien por el momento no se ha confirmado su cierre ni reducción estructural, su permanencia a mediano plazo dependerá de si logra adaptarse a esta nueva estrategia industrial y si recibe un flujo constante de nuevos proyectos.
El futuro de Lotus en Reino Unido, al menos por ahora, se mantiene en pie gracias a la presión mediática, el respaldo del gobierno británico y el compromiso de Geely. Sin embargo, los desafíos financieros, logísticos y de posicionamiento global podrían obligar a la marca a tomar decisiones más drásticas en los próximos meses, especialmente si no se logran recuperar las ventas y mantener la competitividad en un mercado automotriz en rápida transformación.
La historia de Lotus ha estado siempre marcada por la innovación, el prestigio deportivo y una identidad británica muy arraigada. Hoy, esa historia se encuentra en una encrucijada: o se reinventa con éxito para sobrevivir a esta nueva era de electrificación global, o corre el riesgo de convertirse en un emblema más que no logró adaptarse a tiempo. La planta de Hethel representa más que una fábrica; es un símbolo del legado de la ingeniería británica que aún se resiste a apagar sus motores.
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