Ford se alista para dar un giro profundo a su estrategia comercial en Europa tras varios años centrada exclusivamente en SUV, pickups y vehículos eléctricos. El anuncio de su regreso al segmento de automóviles de pasajeros marca un cambio de rumbo significativo, impulsado por una baja en ventas y la necesidad de reconectar con un público que, históricamente, encontró en modelos como el Fiesta o el Focus parte esencial de su movilidad cotidiana.
La decisión de abandonar paulatinamente los turismos tradicionales —con la desaparición de modelos emblemáticos como el Ka, Galaxy, S-Max y el ya anunciado cese de producción del Focus a finales de 2025— dejó a la marca sin presencia directa en los segmentos compactos y urbanos, dominados por competidores que han mantenido su oferta más diversa. Mientras Ford apostaba por una estrategia de “SUVificación” y una electrificación acelerada, su participación de mercado en Europa comenzó a resentirse, mostrando una caída del 1.5 % en ventas entre enero y mayo de 2025 frente al mismo periodo del año anterior.
Ante este panorama, y con el respaldo del CEO global Jim Farley junto a ejecutivos regionales como Christoph Herr, Ford comunicó a su red de concesionarios europeos la intención de regresar a los segmentos donde alguna vez fue líder. El anuncio fue recibido con entusiasmo por los distribuidores, quienes han pedido reiteradamente una oferta más amplia y accesible, que no se limite únicamente a modelos eléctricos de precio elevado o SUV de gran tamaño.
La nueva estrategia contempla el desarrollo de una gama de vehículos compactos e intermedios con distintas tecnologías de propulsión. Aunque aún no se han detallado los modelos específicos, todo apunta a que Ford apostará por versiones híbridas, híbridas enchufables e incluso variantes a combustión tradicional, dependiendo de la región y su infraestructura de carga. Se espera que esta nueva ofensiva comience a concretarse a partir del año 2027, lo que dará a la marca tiempo suficiente para planear y ejecutar un portafolio adaptado a las demandas actuales del consumidor europeo.
No se descarta la posibilidad de revivir nombres históricos como Fiesta, Mondeo o Focus, con versiones completamente renovadas que mantengan el espíritu práctico, accesible y emocional que convirtió a estos modelos en referentes del mercado europeo durante décadas. El objetivo es claro: recuperar su lugar como fabricante generalista, capaz de ofrecer soluciones de movilidad atractivas, tecnológicamente competitivas y accesibles para todo tipo de públicos.
La reintroducción de turismos también busca contrarrestar la presión de las marcas chinas, que han ganado terreno con productos bien equipados, de precio competitivo y presencia creciente en mercados clave como Alemania, Francia o España. Ford pretende responder con una propuesta que equilibre diseño, eficiencia y adaptación regional, sin perder de vista su herencia como marca innovadora pero cercana.
Este nuevo rumbo representa una oportunidad doble para la firma del óvalo azul: por un lado, recuperar terreno perdido y reforzar su presencia en mercados donde la electrificación aún no es una realidad masiva; por otro, reconstruir su identidad como una marca versátil, que no abandona a sus consumidores tradicionales en favor de una electrificación apresurada o de nicho.
De aquí a 2027, Ford trabajará en diseñar productos que equilibren rentabilidad con volumen, tecnología con familiaridad y modernidad con funcionalidad. El regreso de sus autos a Europa no solo es una respuesta táctica a las cifras de ventas, sino también un gesto de reconocimiento hacia millones de conductores que aún esperan vehículos eficientes, atractivos y accesibles, sin importar la carrocería que elijan.
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