El Gran Premio de Canadá dejó un sabor amargo para Williams. Lo que apuntaba a ser un fin de semana prometedor, con una clasificación destacada y un monoplaza FW47 competitivo, terminó deslucido por problemas de refrigeración y decisiones estratégicas que condicionaron completamente el rendimiento en carrera. Ni Carlos Sainz ni Alex Albon pudieron capitalizar el potencial del coche, frustrando así una de las mejores oportunidades del equipo en lo que va de la temporada.
Desde los primeros giros, ambos pilotos tuvieron que lidiar con un sobrecalentamiento constante tanto en los frenos como en la unidad de potencia. Carlos Sainz fue claro al respecto: se vieron obligados a “levantar el pie” en múltiples ocasiones para evitar daños mayores, perdiendo entre dos y tres décimas por vuelta. Esta limitación térmica ya había sido advertida en el pasado, pero volvió a aparecer en uno de los trazados más exigentes para la refrigeración como lo es el Circuit Gilles Villeneuve.
A los problemas técnicos se sumaron decisiones en el muro que no estuvieron a la altura del contexto. Aunque no se detallaron todas, se sabe que el equipo optó por estrategias defensivas y que el timing en los cambios de neumáticos no fue el más oportuno. Lo que en sábado parecía un equipo listo para sumar puntos, en domingo se convirtió en un conjunto desorientado, incapaz de mantener el ritmo frente a la competencia directa.

El resultado fue frustrante: una carrera que pudo significar un impulso anímico y en el campeonato terminó siendo una advertencia. Williams debe resolver con urgencia sus deficiencias de refrigeración, ya que estas limitan el verdadero potencial del FW47. El coche ha mostrado capacidad en clasificación, y su chasis responde, pero las condiciones del domingo están marcando la diferencia entre competir y simplemente completar vueltas.
En el análisis posterior, el equipo se comprometió a revisar profundamente sus sistemas de enfriamiento, así como a mejorar la toma de decisiones estratégicas. Con una parrilla cada vez más ajustada, la mínima falla puede costar caro. La lección está clara: el talento de los pilotos y el rendimiento aerodinámico no bastan si el coche no puede mantenerse en condiciones óptimas durante toda la carrera.
El camino hacia los puntos está ahí, pero Williams debe corregir rápidamente si quiere convertirse en protagonista regular. Canadá dejó más preguntas que respuestas, pero también una oportunidad: identificar con claridad los puntos débiles para transformarlos en fortalezas en las próximas citas del calendario.
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