Ferrari llegó al Gran Premio de Austria con la esperanza de recuperar terreno frente a sus principales rivales. Para ello, incorporó un nuevo paquete aerodinámico en el suelo del SF-25, con modificaciones en los deflectores laterales, el cuerpo central, los bordes y el difusor, enfocados en mejorar la carga aerodinámica y la tracción en curvas de velocidad media. Sin embargo, los resultados no fueron los esperados.
Aunque el equipo reconoció una ligera mejora en el comportamiento del monoplaza, especialmente en la estabilidad en curva, el nuevo piso no logró reducir la brecha frente a McLaren, que continúa liderando con solidez. La Scuderia se tuvo que conformar con posiciones de podio menores, sin acercarse al ritmo de los autos británicos.

El balance interno refleja una frustración técnica: las mejoras funcionaron, pero llegaron tarde. La ventana para explotar al máximo su impacto en el campeonato parece haberse reducido considerablemente, limitando su potencial a unas cuantas fechas del calendario.
El motivo principal de este retraso fue el tiempo invertido en validación aerodinámica y desarrollo de piezas. Ferrari enfrentó cuellos de botella en el túnel de viento y en los procesos de fabricación, lo que aplazó la implementación del paquete hasta Austria, una ronda que no permitió gran margen para adaptaciones ni pruebas extensas.
Además, el equipo está enfrentando una encrucijada estratégica. Con la nueva normativa de 2026 cada vez más cerca, una parte significativa de los recursos ya se destina al desarrollo del futuro monoplaza. Esta transición técnica ha frenado el ritmo de evolución del SF-25, dejando al actual proyecto sin la agresividad necesaria para dar un golpe real en el campeonato.

A pesar de ello, Ferrari planea continuar con una serie de análisis detallados del nuevo piso en su túnel de viento y en simulaciones, con la esperanza de encontrar microajustes que puedan extraer más rendimiento en las siguientes carreras. No se descartan nuevas piezas para las próximas citas, aunque su magnitud dependerá de los recursos que el equipo decida seguir destinando al SF-25.
En resumen, las mejoras introducidas en Austria eran esperadas, necesarias y técnicamente correctas, pero llegaron en un momento en el que la lucha por los primeros puestos ya se ha endurecido. Ferrari ha dado un paso adelante, pero quizás demasiado tarde para marcar una diferencia sustancial. Su reto ahora será mantener un equilibrio entre pelear por puntos en el presente y construir un auto competitivo para el futuro cercano.
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