El Volkswagen ID.3 ha demostrado ser un vehículo eléctrico no solo innovador en su concepción, sino también sorprendentemente duradero en términos de desempeño energético. Una reciente prueba realizada por el ADAC (Allgemeiner Deutscher Automobil-Club), uno de los clubes automovilísticos más importantes de Europa, reveló que, tras 160,000 kilómetros de uso real, el ID.3 Pro S mantiene el 91 % de su capacidad original de batería. Este resultado supera con creces las expectativas, incluso sobrepasando la garantía oficial de Volkswagen que establece un mínimo del 70 % para ocho años o 160,000 kilómetros.
El modelo evaluado fue la versión con batería de 77 kWh, utilizada intensivamente durante cuatro años bajo condiciones exigentes: se cargó frecuentemente al 100 %, muchas de sus recargas se realizaron mediante corriente directa (carga rápida), se utilizó a diario en todo tipo de climas, y no se siguieron recomendaciones específicas para prolongar la vida útil del acumulador. A pesar de estas prácticas, consideradas agresivas para cualquier vehículo eléctrico, el ID.3 mostró una pérdida de apenas 9 % en la capacidad de su batería, dejando en evidencia la robustez del sistema de gestión energética de Volkswagen.
Uno de los aspectos más destacados fue la evolución del software del vehículo, que recibió constantes actualizaciones OTA (over-the-air) que mejoraron funciones clave como la planificación de rutas, la eficiencia de carga rápida (hasta 170 kW) y la respuesta del sistema en condiciones de clima frío. Estas mejoras, además de optimizar la experiencia de conducción, demostraron tener un efecto positivo en la conservación del estado general de la batería.

El análisis también evidenció que el resto del vehículo —carrocería, chasis, dirección y suspensión— se mantuvo en óptimas condiciones, lo que refuerza la percepción de calidad general del ID.3. Esta resistencia estructural, sumada al bajo nivel de degradación de la batería, posiciona al modelo como una opción muy atractiva dentro del mercado de autos eléctricos seminuevos.
Además, el resultado tiene implicaciones significativas para los usuarios y futuros compradores: no solo confirma que los eléctricos pueden ser longevos, sino que reduce la ansiedad por la autonomía y el costo de reemplazo de batería a largo plazo. En otras palabras, el ID.3 se convierte en sinónimo de fiabilidad eléctrica en el día a día.
Con este rendimiento, Volkswagen reafirma su apuesta por la movilidad sostenible, pero también por la durabilidad tecnológica, sentando un precedente importante para el resto de la industria. Si bien muchas marcas buscan eficiencia y rendimiento en el corto plazo, el ID.3 demuestra que también se puede jugar a largo plazo y ganar.
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