17/07/2025

Red Bull despide a Christian Horner tras 20 años y 14 títulos

Después de dos décadas liderando uno de los equipos más exitosos de la historia de la Fórmula 1, Red Bull Racing ha tomado la decisión de separar de su cargo a Christian Horner, quien fungía como director del equipo desde su fundación en 2005. La noticia sacudió al paddock y al mundo del automovilismo, no solo por la longevidad de Horner en el puesto, sino también por el contexto en el que ocurre: un año marcado por tensiones internas, resultados por debajo de lo esperado y un clima de incertidumbre en torno al futuro de sus principales figuras.

Christian Horner deja el equipo con un legado imponente. Bajo su dirección, Red Bull consiguió ocho títulos de pilotos —cuatro con Sebastian Vettel y cuatro con Max Verstappen— y seis campeonatos de constructores. En total, sumó 124 victorias, 107 poles y 287 podios, transformando a Red Bull de un equipo novato en 2005 a una dinastía moderna de la F1 que dominó buena parte de la última década. Su estilo de liderazgo directo, agresivo y estratégico lo convirtió en una figura central del paddock, tanto admirada como polémica.



El reemplazo de Horner será el ingeniero francés Laurent Mekies, quien venía desempeñándose como director del equipo filial Racing Bulls (anteriormente AlphaTauri). La elección de Mekies marca una transición hacia una estructura más técnica y moderna dentro de la escudería, buscando renovar el enfoque deportivo y organizativo que había permanecido sin cambios mayores durante casi veinte años.

La salida de Horner se produce en medio de una tormenta de factores. El equipo atraviesa una temporada complicada, ocupando el cuarto lugar del campeonato de constructores, lejos del dominio que había impuesto en años recientes. Además, las acusaciones internas por presunta conducta inapropiada, aunque desestimadas oficialmente, contribuyeron a deteriorar su imagen y la estabilidad interna del equipo. También pesan las tensiones con Max Verstappen, quien ha expresado de forma reiterada su frustración con el rendimiento del monoplaza de esta temporada y cuenta con una cláusula de salida en su contrato si el equipo no se mantiene entre los tres primeros del campeonato.



Horner, quien tenía contrato vigente hasta 2030, fue notificado de su salida de forma repentina y, según sus propias palabras, la noticia fue un “shock”. No obstante, continuará vinculado a Red Bull, aunque sin funciones operativas. Esta decisión busca preservar parte de su experiencia en el entorno de la marca, pero sin su rol como figura pública al frente del equipo.

La reorganización incluye también el ascenso de Alan Permane como nuevo jefe de Racing Bulls, en sustitución de Mekies. Permane, con una vasta experiencia técnica en equipos como Renault y Alpine, será el encargado de mantener la proyección del equipo satélite mientras Red Bull central rediseña su estrategia para lo que resta de temporada y más allá.



Este movimiento no solo representa un cambio de personal, sino el fin de una era. Red Bull ya no será el equipo de Horner, y eso implica una transformación profunda en la cultura interna, en la forma de tomar decisiones y en la relación con sus pilotos, sus ingenieros y sus patrocinadores. La nueva administración deberá lidiar no solo con la presión de mejorar resultados en pista, sino también con la tarea de retener a Max Verstappen, considerado clave para mantener la competitividad y el atractivo comercial del equipo.

En las próximas semanas, todas las miradas estarán puestas en la gestión de Mekies, en la respuesta de Verstappen y en los resultados inmediatos que pueda ofrecer un equipo que, hasta hace poco, parecía invencible. La Fórmula 1, siempre cambiante, asiste ahora a uno de los giros más dramáticos en su historia reciente. Y Red Bull, sin Horner, deberá probar que puede reinventarse sin perder su esencia ganadora.